Cuando llega el mes de septiembre, existe una energía especial para hacer muchas cosas. Supongo que es una reacción a los tiempos más sosegados del verano, con sus vacaciones y sus jornadas intensivas (y siestas vespertinas), que nos prepara aunque solo sea psicológicamente para emprender nuevas actividades. Es la trampa que usan las editoriales para vendernos los coleccionables de los quioscos, supongo :D.
En mi caso, supone una vuelta por partida doble, porque como ya os comenté, he estado unos meses de excedencia. Cuatro, en concreto, de los que aún me faltan dos semanas justas para volver; me reincorporo el lunes 16. Bueno, a menos que me hagan algún tipo de jugarreta y resulte que aprovechen para echarme o algo así, pero en principio no creo que pase ;).
En su momento dije que aprovecharía estos meses para cocinar, leer y hacer deporte. Lo he logrado, salvo lo de hacer deporte, como todo el mundo que me conoce un poco ya sospechaba :D. Los primeros meses sí que me seguí subiendo a la elíptica, pero en cuanto empezó a hacer calor, la buhardilla estaba incandescente y por mi propia salud decidí dejarlo antes de que diera un golpe de calor y me fuera al otro barrio. Pero leer sí que he leído, mucho, y muy bueno: rol, novela y ensayo. Os iré contando en próximas entradas. Y cocinar, pues también mucho, además de hacer la compra (sin una piña del revés en el carrito). Me gusta cocinar, me lo paso bien la cocina. Mis hijos flipan cuando me ven cortar cebolla sin llorar ni un poquito, por ejemplo.
Como es evidente, en estos cuatro meses no he alcanzado la iluminación, no he tenido una epifanía ni vuelvo a la vida activa con un +1 en Sabiduría. Simplemente, he descansado. Estoy seguro de que el día que me reincorpore será un día de saludar gente y recibir comentarios jocosos de unos y otros, pero estoy casi seguro de que me tendrán trabajo preparado, del tipo redactar propuestas, reunirme con viejos clientes o incluso empezar algo nuevo. Ya veremos. No me da pereza levantarme pronto y coger el coche para ir a la oficina, la verdad, ni tampoco la perspectiva de volver a trabajar. Entiendo que en una o dos semanas tendré algún bajonazo, porque me quedan aún muchos años de vida laboral por delante y, sinceramente, si yo tuviera la vida resuelta, no trabajaría ni una vez. Lo de que el trabajo dignifica o da sentido a tu vida me parece una mentira bien gorda (ya os hablaré de los libros de David Graeber que me he estado leyendo). Pero bueno, más me vale asumirlo con filosofía. La vida es ir tirando.
En un par de ocasiones durante estos meses me han preguntado que cómo lo estaba llevando, y mi respuesta ha sido, por lo general: «como estar jubilado, pero sin que me duela nada». Y creo que es una buena definición. Un compañero del curro me dijo a principios de año que su padre, que sí que está jubilado, pero de verdad, se pasa el día cocinando, leyendo y escribiendo. Y eso es lo que quiero hacer yo de mayor ;).
Por delante me quedan algo menos de veinte años de curro antes de la jubilación. Y después, algo más de quince años jubilado, hasta que me muera (con suerte). No puedo pensar que esos primeros veinte son un trámite que pasar penando hasta que lleguen los últimos quince que son para descansar y saturar la Sanidad Pública, así que disfrutaré de ellos lo mejor que pueda. Veinte años dan para muchas cosas.
Este verano he estado en Almería de vacaciones con mi mujer en julio y he podido quedar un par de días en persona con Pedro Gil, al que considero un amigo, que junto a sus compañeros de los Aventureros de la Marca del Este, ha decidido dejar las redes sociales y los grupos de Telegram y pirarse de nuevo a su blog. Ayer mismo vi, con mucha alegría, que el Cronista había vuelto a escribir en Mundos Inconclusos, aunque no tiene los comentarios abiertos (tendrá sus buenas razones para ello), y confieso que me gusta ver a la gente regresar a los blogs. Yo mismo regresé a este blog después de mi periplo por el mundo editorial (como traductor y editor) y creo que es lo que más satisfacción me produce: hablar de mis desvaríos y mis frikismos, al ritmo que me apetece y estableciendo un diálogo con los que me leen en los comentarios. Tengo siempre la tentación de escribir en un servidor distinto de los de Blogger, porque cada vez me fío menos de las grandes tecnológicas, pero por el momento seguiré aquí. Ya veremos qué nos trae el futuro.
La vida sigue. Se pasa por momentos malos y por momentos buenos, y no voy a decir que haya que disfrutar de ambos, pero es mejor hacerse a la idea de que no nos quedará más remedio que sobrellevar los primeros y saber que los segundos no son eternos. Mucha suerte y mucho ánimo para todos en este regreso a la «normalidad», y seguid disfrutando de las cosas que os gustan, del modo que os gusta, tanto tiempo como sea posible. Adoro leeros y hablar con vosotros. Por muchos años más.
Saludetes,
Carlos